Fecha

lunes, 9 de septiembre de 2013

Cueva Vacas del Retamoso (Despeñaperros)

Arte rupestre, emocionante observar in situ este Patrimonio
NOTA IMPORTANTE: Estas pinturas son un patrimonio que pertenece a todos, y son de un valor incalculable, cuidémoslas.

Hola amigos, esta entrada la voy dedicar al arte rupestre, no en vano la zona de Despeñaperros posee una serie de yacimientos arqueológicos mas importante de lo que en un principio se pueda suponer. 
Su orografía, abrupta, sirvió como abrigo natural al hombre desde tiempos remotos. Como  ya os comenté en mi entrada del mes de junio,  Cueva de los muñecos, esta es la otra parte del desfiladero, la occidental, y a este conjunto de abrigos naturales se le conoce (creo) como la Cueva de las Vacas del Retamoso.
Así que con el amigo Pedro, mi hijo y un amigo, nos encaminamos a la zona, dejamos uno de los coches junto a la casa de Valdeazores, y el otro lo estacionamos junto al mirador del desfiladero desde donde comenzaremos el recorrido, la intención es visitar las pinturas y luego subir al Collado de la Aviación, para bajar por la pista del barranco de Valdeazores y recoger el coche posteriormente.
 
El primer tramo hasta lo que se conoce como cueva de "José María el Tempranillo", conlleva un grado de dificultad media/alta, pues la orografía, la pendiente y algún tramo donde se hace obligada la escalada de alguna dificultad rocosa lo hacen complicado, a esto se une la piedra suelta por la sequedad del terreno, por lo que hay que tener una  óptima forma física para afrontarlo.
Desde donde comenzamos el recorrido no hay sendero marcado, así que vamos a atraviesa monte con una pendiente pronunciada todo el rato hasta que llegamos a la zona de las primeros abrigos.
Una vez visitadas las cuevas (abrigos), rodeamos la mole rocosa hacia el suroeste, hacemos una parada para comer un bocadillo, desde aquí las vistas son maravillosas, el barranco de la Niebla, Las Correderas, La Barbuda allá a lo lejos, en dirección a poniente, me podría pasar todo el día contemplando tan fabuloso paisaje, pero debemos continuar.
A partir de este punto la pendiente hasta el collado se suaviza bastante, y tiene menos dificultad técnica.
Reiniciamos la marcha y de repente nos visitan los gigantes alados del parque, los buitres leonados (Gyps fulvus) con su parsimonioso vuelo, casi sin menear un músculo van ganando altura utilizando las térmicas. Oimos el reclamo de una águila calzada (Hieraaetus pennatus), alzamos la vista y la podemos contemplar recortando su figura en el cielo, pero está a mucha distancia para mi humilde cámara.
Buitre Leonado
Mirador del collado
Cueva del collado
Nos dirigimos hacia el mirador del Collado de la Aviación, jaras, chaparros y demás monte bajo laceran nuestras piernas con sus arañazos, sobre todo a los que llevamos pantalón corto, pero después de un repecho no tan pronunciado como el primero, llegamos por fin al mirador.
Desde aquí contemplamos la impresinante vista del desfiladero de Despeñaperros, enorme fractura en la Sierra Morena que sirve en la actualidad para unir la meseta con Andalucía.
Por último nos dirigimos a la cueva del Collado de la Aviación, últimas pinturas que vamos a ver por hoy. Desandamos hasta el mirador y desde aquí cogemos la pista forestal que nos lleva al refugio (1004 m.s.n.m.).
Refugio del Collado de la Aviación
Hemos recorrido lo peor, y hemos salvado un desnivel de unos 300 metros, desde  aquí el terreno es favorable puesto que seguimos por la pista forestal, en su mayoría cuesta abajo. 
Recorremos unos 3 kilómetros para llegar al primer cruce, a la izquierda conduce al castillo de Castro Ferraz, a la derecha hacia el puerto del Muradal, nosotros tomamos esta última. 100 metros después llegamos a otro cruce, estamos en la cabecera del barranco de Valdeazores, nos desviamos a la derecha, la pista comienza a descender hacia la casa de Valdeazores.
Lagartija cenicienta
Mariposa ¿?
Erizo del castaño
Avispa gigante asiática
El calor comienza a apretar y el bocata me reclama líquido, se me ha acabado el agua, afortunadamente se que junto a la pista, a la altura de unos castaños a unos diez minutos del inicio del descenso, se encuentra una fuente de agua, limpia y fresca que sacia mi sed y nos refresca. Los erizos de los castaños ya están formados, indicio de que el otoño se aproxima.
Después del refrescón seguimos el descenso, y al llegar a la zona donde nos salen al paso varios alcornoques de gran porte, observamos con sorpresa que en el hueco de uno de ellos, junto al camino, hay un avispero, nada del otro mundo si no fuera porque se trata de la Avispa gigante asiática (Vespa simillima xanthoptera), todo un depredador para la abeja autóctona, estos bichos acaban con un enjambre de abejas en un santiamén, -si es que la globalización ¡no trae nada bueno señores!- hago unas fotos con el zoom por si acaso, y trás recorrer unos 3 kms. de descenso, llegamos a la casa de Valdeazores.
Resúmen: la ruta ha sido sobresaliente, contemplar unas pinturas que llevan miles de años a la intemperie como si tal cosa, no es moco de pavo, lástima de patrimonio para la poca sensibilidad que impera por doquier. 
Añadir una cosa, al llegar a una de las primeras cuevas, junto a la conocida como la de "José María el Tempranillo", hay unas pintadas con spray y con algún objeto puntiagudo del tipo, "fulanito  estuvo aquí", evidentemente no hay fotos puesto que no le voy a dar publicidad a tamaños mongolos, os habéis quedado sin fotos anormales!!.