Entrada a la Dehesa del Camarate |
Nada mas apropiado para empezar la campaña que esta ruta en la grandiosa Sierra Nevada, la Dehesa del Camarate con su "Bosque Encantado" y subida a la Piedra de los Soldados, con los compañeros del Delta Club Sur de La Carolina (Jaén).
Este singular paraje dista unos 4 kilómetros de la localidad granadina de Lugros, un pequeño pueblo en las estribaciones de Sierra Nevada, bajo el abrigo del Picón de Jerez.
Para llegar allí nos desviamos de la autovía A-92 (Sevilla-Almería) a la altura de Purullena (Ciudad Troglodita), en esa localidad cogeremos la carretera GR-4105. Pasamos por Marchal, Beas de Guadix, Polícar, y unos 500-600 metros antes de llegar a Lugros, antes de tomar una curva a izquierdas enlazamos con una pista forestal existente a la derecha según nuestro sentido de marcha -no tiene mayor complicación-.
Después de transitar unos 3 kms. aproximadamente por la pista, en la primera mancha de chopos junto al río Alhama y la acequia de Guadix, dejamos el coche e iniciamos la ruta desde ese mismo punto.
El primer tramo hasta la entrada a la Dehesa del Camarate (unos 2 kms. aprox.) transcurre paralelo al río Alhama en una suave pendiente. A partir de este punto el valle se va volviendo paulatinamente más angosto. Transitando entre un genuino bosque mediterráneo, ejemplares arbóreos de rivera como el Chopo y Fresno nos acompañan en el primer tramo, y la omnipresente Encina ocupando el resto de espacio, dejando convivir a algunas coníferas junto a ella.
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Al llegar a la entrada de la dehesa -una gran puerta de hierro- el río Alhama se divide en dos cursos fluviales, el propio río Alhama a la izquierda, y el arroyo de Las Rozas a la derecha, creando dicha confluencia fluvial un horcajo presidido por el Cerro de Los Carneros (1.736 mts.).
Pasamos frente a una especie de capilla a la izquierda, y junto a un embarcadero de ganado a la derecha, unos doscientos metros más adelante la pista conforma una curva a derecha, llegados a este punto cogemos una vereda casi esquiva a la vista que se encuentra a la izquierda junto al arroyo de Las Rozas.
La vereda que seguimos no está bien definida, las vacas que pastan en la finca roturan el terreno y la hacen poco diáfana, pero ayudándonos de una ruta cargada previamente en el GPS nos ayuda a no derivar del itinerario.
Dando un rodeo, vamos ganándole altura al cerro de Los Carneros, salimos a los primeros claros que el espeso bosque de robles melojos nos deja expedito. Vemos el río Alhama y su barranco bajo nuestros pies, los primeros contrastes cromáticos aparecen ante nosotros, tonos rojizos, ocres y amarillentos en un amplio espectro, y por supuesto logramos por fin divisar nuestro destino, (La Piedra de los Soldados 2.246 m.s.n.m.) aunque eso sí, muy lejano. Por lo pronto nos dirigimos al cortijo del Camarate, que lo tenemos a tiro de piedra, bueno, es un decir.
Comenzamos a saborear el colorido del "Bosque Encantado", aunque me parece que nos hemos adelantado en la fecha para realizar la visita, todavía hace calor para ser mediados -18- de octubre y las lluvias quedan lejos.
De camino al cortijo del Camarate pasamos junto a unos robles melojos de gran porte, aunque no tienen nada que ver con el que nos encontraremos mas adelante (ver foto).
Llegamos a una alambrada que rodea la nava donde se situa el cortijo, alcanzado éste, paramos un rato a conversar con el ganadero, Pascual se llama el hombre y nos cuenta la historia por la que le sobreviene el nombre de, La Piedra de los Soldados.
Durante la Guerra Civil Española, un muchacho de tan sólo 19 años sabiendo que sus hermanos estaban en el bando franquista, quiso unirse a ellos, por lo que debía cruzar por esa zona hacia Granada, la fatalidad quiso que los soldados republicanos estuvieran apostados en la piedra que hoy lleva su nombre, la bisoñez del muchacho le hizo salir a campo abierto en vez de resguardarse en el barranco, los soldados le dieron muerte en presencia del pastor de la finca que al parecer medio lo enterró con tierra y ramas, avisando a la familia para que se hiciera cargo de los restos mortales del muchacho.
Lástima que porte ese nombre por tan funesto episodio, tanta muerte y sufrimiento gratuito, la negra historia de España.
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Una vez saciada nuestra curiosidad nos encaminamos hacia el tentadero, en vez de coger la pista que sube en zig zag, cogemos el repecho a troche y moche -nos pegamos un sofocón, y no será el último- y llegamos a la pista forestal, doscientos metros después llegamos a una cancela o puerta que resguarda al ganado, la cerramos cuidadosamente y nos encaminamos por un suave tramo hasta el tentadero.
Allí en en el pilar de agua que hay junto al tentadero repostamos los botes y descansamos unos minutos, desconocemos si el agua es potable o no, no hay ninguna advertencia de prohibición, dos días después estamos los cuatro integrantes en buen estado.
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Reiniciamos la marcha y unos minutos mas tarde volvemos a cruzar la alambrada un poco mas arriba pero en sentido inverso a la anterior, la volvemos a cerrar con cuidado. El tramo comprendido desde la primera puerta hasta ésta última está salpicado de arces granadinos, pero la coloración otoñal no ha comenzado a tintar de ocre sus hojas -sólo unas pocas- demasiado calor. Continuamos caminando y vemos un precioso serbal junto al camino, solitario, como huraño al que no le guste la compañía.
Cada vez tenemos más cerca nuestro destino, casi lo tenemos a nuestro alcance, bajo la protección del Picón de Jerez -un tres mil- cortesano del rey Mulhacén.
A estas alturas, por encima de los 1.800 metros, la vegetación ya sólo permite plantas de poco porte -piornos y sabinas rastreras- preparadas para resistir los fríos propios de la altitud y la carencia de oxigeno. Pasamos junto a unos pequeños prados (El Chapitel) por donde brota el agua filtrada de las nieves y donde las vacas pastan plácidamente viendo pasar el tiempo inexorablemente.
Bonita foto de Domi |
Algo más de un kilómetro después llegamos a la altura de la Piedra de los Soldados, en vez de seguir por la pista, optamos por subirla directamente en línea recta -otro sofocón-, llego extenuado (falta entrenamiento o me estoy haciendo mayor), pero ha merecido la pena, en el desenfilado de la cuerda el viento fresco se deja notar en la piel sudorosa, echamos mano de las sudaderas y nos hacemos unas cuantas fotos, las de rigor, después de contemplar las vistas que nos depara desde la altura -Sierra de Cazorla, Jabalcón, hasta el Pico Sagra-,nos disponemos a reponer fuerzas.
Delta Club Sur ¡Destino conseguido! |
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Después de una frugal comida y antes de que se enfríen las piernas nos ponemos en marcha, aunque es cuesta abajo y pensamos volver por la pista para visitar el barranco de Las Rozas, la pista da unas cuantas revueltas que obviamente alargan el trayecto.
La bajada desde la piedra la hacemos por el sendero que baja hasta lo que creo que es una estación meteorológica, retomando la pista que nos condujo hasta aquí.
La bajada desde la piedra la hacemos por el sendero que baja hasta lo que creo que es una estación meteorológica, retomando la pista que nos condujo hasta aquí.
Pasamos otra vez por el tentadero, cruzamos la primera puerta y pasamos junto al enorme roble de la foto, doscientos metros después en otra nueva curva cruzamos de nuevo la alambrada. El descenso sigue, de forma paulatina nos vamos acercando al curso del arroyo cristalino, el espectáculo aunque no está en su plenitud es maravilloso, la variedad de colores, de matices, una gozada para la vista sobre todo por los cerezos silvestres que se dejan ver mas asiduamente que en el barranco del río Alhama.
Después de unos dos kilómetros y medio aprox. llegamos a la curva donde el arroyo de Las Rozas cruza la pista, y donde partía la vereda que cogimos en primera instancia para rodear el cerro de Los Carneros. El embarcadero está a tiro de piedra y la entrada a esta maravillosa dehesa.
Hemos bajado a todo trapo, pues se nos echa el tiempo encima y queda un gran trayecto de vuelta a casa.
Antes de que se me olvide, dar las gracias a Domi, que amablemente a contribuido con unas cuantas fotos de la ruta -por supuesto en las que aparezco-, Domi me he permitido la licencia de incluirle una marca con la leyenda de tu blog en tus fotos, te cojo la palabra, el año que viene volvemos pero retrasando un poco la visita.
La ruta ha constado de casi 20 kilómetros, con un desnivel a superar de 1.000 metros, comenzamos la ruta a las 10'30 de la mañana y la finalizamos a las 17'50 horas, restando el tiempo de parada con el ganadero, en el tentadero dos veces, más el tiempo de comida y las paradas para las fotos (unas 200), nos sale..... que tuvimos que darle a los pedales.
Espero que os guste y que la explicación sea inteligible, sin nada más que reseñar me despido hasta la próxima.
Espero que os guste y que la explicación sea inteligible, sin nada más que reseñar me despido hasta la próxima.
Un saludo.
MAS FOTOGRAFÍAS:
CROQUIS Y TRACK GPS:
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