Arroyos de Despeñaperros está dedicada a esos bellísimos, a la par que desconocidos arroyos de este desconocido-para el senderista en general- parque natural giennense.
Dejamos vehículos bajo viaducto A-4 (Las Tinajuelas), y nos dirigimos hacia el arroyo del Rey, el más largo y caudaloso de esta zona.
Lo vamos remontando suavemente, el desnivel es casi imperceptible, la única dificultad es caminar por el cauce del arroyo.
Lo vamos remontando suavemente, el desnivel es casi imperceptible, la única dificultad es caminar por el cauce del arroyo.
Hubo tiempo para las macrofotografías. En este caso una jara (Cistur ladanifer) congelada.
Junto a la mina de María Pía, se encuentra este ejemplar de fresno común (Fraxinus angustifolia). En estas fotos, dos caras de la misma moneda.
Jarafrozen |
En la mina abandonada de María Pía, se unen los arroyos del Rey y Navavaca. Remontaremos éste último por la márgen izquierda según nuestro sentido de la marcha.
Típico bosque de galería o de rivera. En estos estrechos barrancos, el aliso es el rey. El fresno es de espacios mas abiertos.
Caminamos aprovechando las veredas practicadas por los animales (ciervos y jabalíes mayormente) que habitan el bosque mediterráneo.
Típico bosque de galería o de rivera. En estos estrechos barrancos, el aliso es el rey. El fresno es de espacios mas abiertos.
Caminamos aprovechando las veredas practicadas por los animales (ciervos y jabalíes mayormente) que habitan el bosque mediterráneo.
Llegamos al anticlinal rocoso que es excavado por los arroyos de Navalquejigo -izda.- y Navavaca -dcha.-.
Cogemos Navavaca a la izquierda para llegar al Salto de la Cerrada.
Cogemos Navavaca a la izquierda para llegar al Salto de la Cerrada.
Desafortunadamente, nos encontramos el salto con un hilo de agua. La lluvia caída no ha sido suficiente.
Antinclinal atravesado por la Cerrada y el Salto |
Por el extremo rocoso del antinclinal, una fuerte pendiente, salvamos el desnivel y llegamos a la parte superior de la Cerrada. Espectacular visión de este anticlinal. El bosque mediterráneo casi virgen es un espectáculo, para perderse, nunca mejor dicho.
Nos dirigimos dirección Este, cruzamos el collado Matanzas y nos dejamos caer al arroyo del Vivero, a la cabecera.
El arroyo del Vivero lo vamos a descender en toda su longitud. Hay una poza donde brota el agua, que le vamos a llamar nacimiento del mismo. Unos metros más abajo se le une el arroyo de la Pedriza Blanca que desciende desde el castillo de Castro Ferraz.
Nacimiento arroyo del Vivero |
Encajonado este arroyo, lo descendemos entre pequeñas pozas y un sinfín de alisos (Alnus glutinosa).
Algo mas de kilómetro y medio, llegamos a la Huerta de Juan Santos. Un espacio abierto y diáfano donde encontramos la casa cortijo, la alberca y los bancales ya decrépito todo el conjunto. Un lugar maravilloso para vivir.
Arroyos del Vivero izda. y Pedriza dcha. |
El arroyo de Juan Santos no aporta caudal al Vivero, lo dicho, no ha llovido suficiente. Descendemos el arroyo. El cauce se ensancha y la arteria fluvial tiene mas espacio.
Bonitas formas adoptan los sucesivos alisos, mas grandes que en su nacimiento. Pozas cristalinas que inspiran tranquilidad.
Huerta de Juan Santos |
Siempre hay tiempo para jugar con los enfoques e intentar hacer cosas nuevas con la fotografía. La compañía ayuda posando
Finalizamos el recorrido del arroyo junto al puente viejo. Se acaba el encanto, llegamos a las inmediaciones de la Autovía del Sur (A-4). Por la calzada antigua llegamos al coche.
Bonito paseo por tres cursos fluviales del parque, parque que posee unos cuantos arroyos más que son dignos de ser visitados.
Bonito paseo por tres cursos fluviales del parque, parque que posee unos cuantos arroyos más que son dignos de ser visitados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario aquí.