Parajes inhóspitos hoy domesticados por el hombre, eso es El Puntal, una de las zonas -o quizá la zona- mas abrupta de la cordillera mariánica.
Sierra Morena, la cordillera mas extensa de la península ibérica con mas de 400 kilómetros de longitud, atesora multitud de ecosistemas y parajes espectaculares como el que hoy os presento.
La ruta que nos ocupa abarca dos términos municipales, Baños de la Encina y La Carolina, a la que pertenece el macizo de El Puntal.
Monumento al minero en El Centenillo |
Sierra Morena, la cordillera mas extensa de la península ibérica con mas de 400 kilómetros de longitud, atesora multitud de ecosistemas y parajes espectaculares como el que hoy os presento.
La ruta que nos ocupa abarca dos términos municipales, Baños de la Encina y La Carolina, a la que pertenece el macizo de El Puntal.
Partimos de la localidad de El Centenillo, otrora, centro minero de primer orden cuyo explendor abarcó las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX.
Con las primeras luces del día partimos hacia Pozo Nuevo, el mejor balcón al que te puedas asomar a esta sierra.
Los primeros rayos de sol iluminan la cima del Puntal y el Cerro Montón de Trigo y levanta la bruma matutina que pronto disipará el astro rey.
Con las primeras luces del día partimos hacia Pozo Nuevo, el mejor balcón al que te puedas asomar a esta sierra.
Los primeros rayos de sol iluminan la cima del Puntal y el Cerro Montón de Trigo y levanta la bruma matutina que pronto disipará el astro rey.
Desde Pozo Nuevo, realizamos un vertiginoso descenso a traviesa monte, recortando camino que nos conducirá a la estación elevadora de aguas de El Centenillo, mas conocida como "La Bomba".
Continuamos el camino hacia la casa del Puntal, cruzamos la alambrada. Junto a la puerta hay habilitado un paso para las personas por el que nos adentramos en la finca.
Seguimos por el carril, y al llegar a la altura del puente sobre el río Los Curas, abandonamos el carril. Seguimos rectos por una senda, cruzaremos el río unos cientos de metros mas adelante para luego seguir por un antiguo camino de herradura.
Seguimos por el carril, y al llegar a la altura del puente sobre el río Los Curas, abandonamos el carril. Seguimos rectos por una senda, cruzaremos el río unos cientos de metros mas adelante para luego seguir por un antiguo camino de herradura.
Transitamos por el camino de herradura ya en desuso, el monte casi lo ha fagocitado aunque se intuye todavía. Unos cientos de metros después enlaza con el carril que viene desde la Casa del Puntal.
Tramo cómodo, donde el río discurre con amplitud por ambos márgenes y donde encontramos ejemplares de pino carrasco de repoblación.
Tramo cómodo, donde el río discurre con amplitud por ambos márgenes y donde encontramos ejemplares de pino carrasco de repoblación.
Un kilómetro por este carril nos acerca a un sendero que parte a la izquierda y que nos conduce a uno de los puntos mas bonitos de esta ruta, un paraje idílico; el Embalse del Puntal.
El embalse divide los términos municipales de Baños y de La Carolina. Bajo las vertiginosas paredes del dominante Puntal, se encuentra es coqueto embalse.
E nvuelto por un espeso manto forestal por doquier, le confiere un aspecto agreste e indómito, como si la presencia humana no hubiese acontecido, salvo por el hecho de encontrarse esta obra de ingeniería hidráulica.
El embalse divide los términos municipales de Baños y de La Carolina. Bajo las vertiginosas paredes del dominante Puntal, se encuentra es coqueto embalse.
E nvuelto por un espeso manto forestal por doquier, le confiere un aspecto agreste e indómito, como si la presencia humana no hubiese acontecido, salvo por el hecho de encontrarse esta obra de ingeniería hidráulica.
Contemplamos este espectacular entorno durante un rato, lo abandonamos muy a pesar nuestro, pero debemos continuar, queda mucho por andar y por ver.
Ascendemos hasta el cortijo del guarda del embalse, ya desaparecido este cometido, el cortijo ha ido sucumbiendo al paso del tiempo.
Acabamos de entrar en el término municipal de La Carolina. Tomamos el carril terrizo que nos conducirá hasta el cortijo/casa de Los Barreros.
A nuestra izquierda vamos dejando el embalse del Puntal, así como unas vistas espectaculares de Las Hoces del río Los Curas custodiado por unos enormes y verticales paredones rocosos.
Unos metros mas abajo, junto al llano, el punto de unión del río Los Curas con el arroyo del Casarejo.
Roca emergiendo del pantano |
Ascendemos hasta el cortijo del guarda del embalse, ya desaparecido este cometido, el cortijo ha ido sucumbiendo al paso del tiempo.
Acabamos de entrar en el término municipal de La Carolina. Tomamos el carril terrizo que nos conducirá hasta el cortijo/casa de Los Barreros.
Al fondo las Hoces del río Los Curas |
A nuestra izquierda vamos dejando el embalse del Puntal, así como unas vistas espectaculares de Las Hoces del río Los Curas custodiado por unos enormes y verticales paredones rocosos.
Unos metros mas abajo, junto al llano, el punto de unión del río Los Curas con el arroyo del Casarejo.
Una vez llegados a la Casa de los Barreros, abandonamos el carril y buscamos un viejo sendero utilizado para la saca del corcho que nos había comentado un conocedor de estos andurriales. Anduvimos por el sendero a tramos pues está casi desaparecido. Discurre por la umbría del Puntal hasta alcanzar un collado entre éste y el Montón de Trigo.
La flora ocupa un lugar destacado junto a la geología en esta espectacular zona. Una umbría repleta de alcornoques (Quercus suber), robles melojos (Quercus pyrenaica) y quejigos (Quercus fagínea), también madroños y unos magníficos arces de montpellier (Acer monspessulanum).
Junto a las fuentes naturales, los inseparables castaños.
Junto a las fuentes naturales, los inseparables castaños.
Alcanzado el collado del Puntal (1.062 mts.), máxima altura dentro de la ruta realizada, llega el momento de gozar de las espectaculares y vastas vistas a los cuatro puntos cardinales.
Un inmenso manto verde cubre todo lo que nuestra vista puede alcanzar, la inmensidad de esta sierra nos empequeñece a la vez que nos agranda el alma al contemplar semejante obra de la naturaleza.
Gozando de las vistas |
Un inmenso manto verde cubre todo lo que nuestra vista puede alcanzar, la inmensidad de esta sierra nos empequeñece a la vez que nos agranda el alma al contemplar semejante obra de la naturaleza.
Disfrutadas las vista, comienza el tramo más difícil y complicado tecnicamente, pues se supone que aquí debería existir un sendero de herradura, pero solo encontramos las ruinas del mismo, la naturaleza se ha encargado de devolver las cosas a su estado original, así que entre jaras y monte bajo, descendimos por la cara sur del Puntal por un canuto entre dos zonas rocosas y luego faldeamos hacia el Oeste en busca del cortafuegos que desciende en una fuerte pendiente hasta alcanzar el carril de la Casa del Puntal.
Visitamos las ruinas de la Casa del Puntal, una lástima que no se encuentre habilitado, al menos como refugio, -nos queda mucho para alcanzar a otras zonas de España- para senderistas, fotografos de naturaleza u observadores de aves, fauna, etc..
Última mirada a esta abrupta cuerda del Puntal desde la casa homónima. Por el carril nos dirigimos hacia el río Los Curas, antes, pasaremos por las ruinas de la Casa de los Camarenes, nombre que recibe -o viceversa- del cercano arroyo homónimo.
Cuerda del Puntal desde la Casa del Puntal |
Última mirada a esta abrupta cuerda del Puntal desde la casa homónima. Por el carril nos dirigimos hacia el río Los Curas, antes, pasaremos por las ruinas de la Casa de los Camarenes, nombre que recibe -o viceversa- del cercano arroyo homónimo.
Antes de cruzar el puente paramos en la margen del río a reponer fuerzas de cara a la última subida que nos queda pendiente.
Volvemos sobre nuestras huellas, pasamos junto a "La Bomba" y en la subida cambiamos el itinerario de bajada, atajamos por el arroyo que baja del socavón de Pelaguindas para llegar al Cerrillo del Plomo -explotación minera de época romana- y desde aquí atajo por la Vía Romana para ascender al Centenillo de nuevo.
23 apasionantes kilómetros por este pedacito de mi querida Sierra Morena.
Volvemos sobre nuestras huellas, pasamos junto a "La Bomba" y en la subida cambiamos el itinerario de bajada, atajamos por el arroyo que baja del socavón de Pelaguindas para llegar al Cerrillo del Plomo -explotación minera de época romana- y desde aquí atajo por la Vía Romana para ascender al Centenillo de nuevo.
23 apasionantes kilómetros por este pedacito de mi querida Sierra Morena.
Nota:Los pormenores técnicos de la ruta los dejo como siempre para la publicación del track GPS en Wikiloc.
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