Volviendo de realizar la ruta por el Cañón de Añisclo, pasamos por Fanlo de vuelta a Torla, y decidimos entrar a este precioso aunque pequeñito pueblo que se hizo famoso hace unos años por un asunto que no viene al cuento.
Paramos en el bar Las Eras (nunca mejor dicho) a tomar un café, y allí junto a otros turistas como nosotros y vecinos que juegan con gran algarabía al Tute, nos relajamos viendo el magnífico paisaje. |
Nos trae el café un señor entrado en años, muy amable, vestido decentemente que sirve sin prisa, pero sin pausa. No suena música alguna, solo los cantes de las veinte o las cuarenta de los parroquianos.
Echo de menos este tipo de bares. Sin ruidos, donde puedes conversar. Lejos de ese turismo ruidoso mal educado y mal encarado que no dejan de molestar, con niños mal criados o perros mal educados... y/o viceversa. |
Después del café, nos dirigimos al pueblo. Es pequeño de unos pocos habitantes, sólo vemos unas cuantas mujeres, quizá sea segunda residencia de algunos otros, el caso es que el caserío esta cuidado perfectamente.
Calles y casas de piedra -por cierto casas muy bien restauradas, y parece que recientemente- que cohesiona el conjunto. |
Tenemos que ir a la parte baja del pueblo para llegar a la iglesia parroquial de los Tres Santos Reyes. De estilo gótico, data del siglo XV, aunque su interior guarda unas valiosas tallas del siglo XIII.
Una torre campanario altísima, que sobresale a primera vista cuando vemos Fanlo desde la carretera. |
Seguimos andando por su callejero. Casas robustas, que como he dicho se encuentra en muy buen estado, al parecer rehabilitadas recientemente -en los últimos años- y que le dan al pueblo un aire muy pulcro. No veo señales de tráfico que tanto afean los pueblos -tampoco es que hagan falta-, y quietud, mucha quietud.
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