Segunda y última parte de mi visita a la capital soriana.
He de confesar que quedé gratamente sorprendido de haber elegido esta pequeña capital ante otras opciones que barajé.
Me llamó la atención tres cosas principalmente, aunque no las voy a relacionar en orden de preferencia pues todas ellas hacen de Soria una ciudad que merece la pena ser visitada.
La primera es su patrimonio arquitectónico y patrimonial: Santo Domingo, Palacio de los Condes de Gómara, San Julián de Rabanera o la Plaza Mayor, por poner un ejemplo.
La segunda es su delicioso paseo por el río Duero con su colorida arboleda otoñal y áreas recreativas sazonado con monumentos tan insignes como San Juan de Duero, San Saturio o San Polo.
Y para finalizar, su maravillosa y atractiva Alameda de Cervantes, un lugar de encuentro, de paseo o simplemente para sentarse y relajarse en pleno corazón de la ciudad.
En la anterior entrega nos quedamos en la iglesia del Carmen, desde donde nos dirigimos hacia la zona del mercado de abastos, donde se encuentra el Colegio de los Franciscanos así como la plaza de abastos propiamente.
Iglesia de Santo Domingo
Portada de Santo Domingo
La Iglesia de Santo Domingo se levantó originalmente en el siglo XII, con una fabrica espectacular en estilo románico.
Instituto Antonio Machado, Palacio vizconde de Deza, Palacio de los Castejones Palacio de los Ríos y Salcedo, ejemplos de la arquitectura civil soriana.
Palacio don Diego Solier, y Palacio de Los Ríos y Salcedo. Ya, en la Alameda de Cervantes, encontramos la Ermita de la Soledad.
Ermita de la Soledad cuyos orígenes hay que buscarlos en el siglo XVI y que fueron el antiguo Humilladero.
Un lateral de la Concatedral de San Pedro.
Concatedral de San Pedro es un templo de arquitectura románica que desde 1959 comparte junto a la del Burgo de Osma la sede catedralicia de Soria.
Ermita Nuestra Señora del Mirón es un templo de estilo barroco que comenzó su construcción en 1725, se encuentra en un altozano dominando gran parte de la ciudad.
El retablo mayor es un retablo-camarín del siglo XVIII en estilo churrigueresco. Cabe destacar la imagen románica de la Virgen del Mirón.
El Monasterio de San Juan de Duero es otra de las joyas de Soria, se trata de los restos de un monasterio de la Orden militar de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén o caballeros sanjuanistas, levantado en la primera mitad del siglo XII a orillas del río Duero
Cabe destacar su claustro al aire libre, el cual forma un cuadrilátero irregular cuyos cuatro ángulos, esto es, la propia esquina achaflanada y los lados que en ella concurren, son diferentes entre sí.
Es de esas ciudades, que enamoran, no solo por su patrimonio cultural (Nuestra Señora del Mirón no la conozco), sino también, por lo bien que está integrada la naturaleza dentro de la ciudad, como es el caso, del río Duero o el maravilloso bosque de la Alameda de Cervantes, así como todo su entorno, con un carril bici, que conecta con el Monte Valonsadero.
A mi me encantan, estas ciudades pequeñas, no necesito más.
¡Que tal Eduardo! Así es. Mira que conozco ciudades patrimoniales en España, pero no dejan de sorprenderme las que voy conociendo. Llevas razón en lo de la integración con su entorno, Cuenca es otro gran ejemplo de integración con el medio, los antiguos sabían donde construir. Yo también las prefiero pequeñas, son manejables, y además disponen de todos los servicios que uno necesita. Saludos Eduardo.
Hola Ángel.
ResponderEliminarEs de esas ciudades, que enamoran, no solo por su patrimonio cultural (Nuestra Señora del Mirón no la conozco), sino también, por lo bien que está integrada la naturaleza dentro de la ciudad, como es el caso, del río Duero o el maravilloso bosque de la Alameda de Cervantes, así como todo su entorno, con un carril bici, que conecta con el Monte Valonsadero.
A mi me encantan, estas ciudades pequeñas, no necesito más.
Un saludo
¡Que tal Eduardo!
EliminarAsí es. Mira que conozco ciudades patrimoniales en España, pero no dejan de sorprenderme las que voy conociendo. Llevas razón en lo de la integración con su entorno, Cuenca es otro gran ejemplo de integración con el medio, los antiguos sabían donde construir.
Yo también las prefiero pequeñas, son manejables, y además disponen de todos los servicios que uno necesita.
Saludos Eduardo.